Biotecnología: historia de una catarsis

¿Qué es un compost?

Para responder a esa pregunta, leamos antes la historia de una catarsis:

A principios de los 2000, Alfonso Pérez-Andújar visitó una granja de cerdos que había gestionado desde los años setenta hasta los noventa. La granja estaba desierta, y cuando bajó de su coche se acercó a un cántaro donde siempre había bebido agua. Al agacharse para beber, una voz se lo impidió.

- Es mejor que no beba, viejo amigo.

Se trataba de Casanovas, el antiguo veterinario.

- ¿Por qué?- Preguntó Alfonso.

- ¿Recuerda todo lo que irrigamos juntos?- Le respondió Casanovas.

Verdaderamente, siempre siguiendo la normativa a rajatabla y las convenciones agronómicas, durante los 20 años anteriores, ambos habían irrigado los campos de aquella granja con los purines de los cerdos, día y noche. ¿Qué podía salir mal?

Le vino a la mente de pronto cómo cada año, desde los setenta, había realizado lecturas de materia orgánica en el suelo de todas las fincas circundantes, afanosamente buscando el dato que respaldara tanta irrigación.

Pero la materia orgánica nunca subió, y ahora, de pie frente a esa cántara, se dio cuenta de a dónde habían ido todos esos purines. Dio un paso atrás y recordó vivamente el mal olor que antaño podía percibirse varios pueblos a la redonda.  

- ¿Entonces el agua ya no es potable, Casanovas?

El viejo negó con la cabeza, apoyado en su bastón.

- Pero hicimos lo que nos enseñaron, Casanovas. Durante 20 años desarrollamos una técnica puntera. Los pivots, el bombeo, el reciclaje...

El viejo veterinario se rascó la mollera y volvió a calzarse la boina. Luego se encogió de hombros con aire resignado.

- Quizá estuviéramos dando al suelo algo que no está preparado para digerir.

En ese preciso momento comenzó la búsqueda. Alfonso comprendió que debió haber transformado primero el purín en alimento para la tierra.

¿Lo conseguiría?

Sí, con la inestimable ayuda de las bacterias, que le ayudarían a fermentar anaeróbicamente el estiércol, transformándolo en un producto vivo y comestible para el suelo.

Y cuando dio con la biotecnología fermentativa adecuada, todas las piezas del puzzle encajaron, alumbrándose el concepto de una granja donde agricultura, ganadería e industria estuvieran entrelazados de forma verdaderamente sostenible.

Así fue como nació Santa Gadea, la granja ecológica.

El proceso es el siguiente:

En cualquier ambiente microbiológico-bacteriano (por ejemplo un montón de estiércol), hay tres tipos de microorganismos:

  • Un 20% de tipo patógeno. Son los que producen la putrefacción.
  • Un 20% de tipo fermentativo. Son los que se encuentran en el vino, la cerveza o el queso Santa Gadea.
  • El 60% restante, de tipo facultativo u oportunista, puede funcionar como patógeno o como fermento.

Si las condiciones de nuestro estiércol son anaeróbicas y el pH es menor que 5, el complejo bacteriano añadido provocará que el 60% de bacterias de tipo facultativo u oportunista, funcione como fermento. Dado que en estas condiciones, las bacterias de tipo patógeno no pueden trabajar, hemos suprimido totalmente la putrefacción y aumentado la capacidad fermentativa del conjunto.

Así, en Santa Gadea conseguimos:

  1. Reducir las emisiones de CO2 y metano. Se reducen en un 40%, gracias a que la fermentación del estiércol en compost ocurre a bajas temperaturas y a que los gases emitidos son el alimento de estas bacterias autótrofas.

Proceso oxidativo o respiración: C6H12 O6 + 6 O2 >> 6 CO2 + 6 H2O + 36 ATP (se liberan 3600 cal/g).

Proceso fermentativo o anaerobio: C6H12O6 >> 2C2H5OH + 2 CO2 + 2 ATP (se liberan 368 cal/g).

Este último es el proceso que ocurre en nuestro montón de estiércol durante el proceso de compostaje. Es una fermentación a bajas temperaturas porque se liberan menos calorías. Además, la emisión de gases contaminantes depende de la composición de la materia orgánica, y en el caso de los procesos fermentativos en presencia de las bacterias, estos gases forman parte del proceso metabólico de las bacterias facultativas anaeróbicas (las oportunistas), que al ser autótrofas se nutren directamente de las moléculas gaseosas.

  1. Hacer lo que nuestros abuelos. Desde siempre dejaban el estiércol amontonado fuera de las naves para que se transformara en compost, pero en vez de en 1 o 2 años, nuestro proceso se completa en tan sólo 2 meses.